Cáritas Jerusalén advierte que la «tregua es frágil» y que «la reconstrucción aún está lejos»

El responsable de la organización caritativa de la Iglesia católica explica la labor que están realizando en la Franja de Gaza y en Cisjordania

La Semana Santa llega a una Jerusalén vacía de turistas y marcada por la guerra en Gaza

Anton Asfar, de Cáritas Jerusalén, (iz.) junto al responsable de programas para Tierra Santa, Pablo Reyero Navarro Pareja

El secretario general de Cáritas Jerusalén, Anton Asfar, ha denunciado este martes en Madrid la situación que se vive en Gaza y Cisjordania tras más de un año de conflicto y las acciones que la organización caritativa de la Iglesia católica está desarrollando para paliar el desastre humanitario. «Hemos pedido un alto el fuego durante quince meses y ahora tenemos una tregua, pero es frágil. En Gaza y Cisjordania se siguen perdiendo vidas», ha explicado en un desayuno con la prensa en la sede nacional de Cáritas.

Una tregua que ha permitido la entrada de ayuda humanitaria, «que era muy necesaria, pero no suficiente», ha explicado Asfar, que también ha concretado que «cuando se habla de caravanas, se refieren a un par de convoyes». Tampoco está llegando «maquinaria pesada», por lo que la reconstrucción todavía está lejos. «Lo que está llegando es ínfimo en comparación con las necesidades de la gente, que está viviendo en edificios totalmente destruidos», ha añadido. «Un día como el de hoy -en referencia a las lluvias y el viento en Madrid de esta semana- es terrible, las lonas que los cubren vuelan y la gente no tiene techo», ha denunciado.

«Hay comida para una semana, medicinas para un mes, pero no está entrando gasolina», ha narrado el responsable de Cáritas en la zona. La carencia de combustible agrava todavía más la situación, pues «las cosas más básicas necesitan electricidad, como los hospitales y centros de atención primaria, que disponían de generadores para producirla», que apenas pueden utilizar. «También los paneles solares están destrozados», ha explicado. La carencia de combustible, unida al corte de energía eléctrica, también afecta al suministro de agua: «No funciona la planta desalinizadora y no hay agua corriente. La gente se está bañando en el mar, hay poca higiene y el peligro de que se propaguen enfermedades».

Frente a ello, Cáritas Jerusalén ha sido una de las pocas organizaciones que han podido mantener la ayuda desde el primer momento. Durante todo el conflicto, los equipos se instalaron en la parroquia católica de la ciudad de Gaza, dedicada a la Sagrada Familia, y en la ortodoxa, la de San Porfirio. De sus 150 trabajadores, la organización ha destinado a 100 de ellos a la zona de la Franja de Gaza, a quienes les acompañan 80 voluntarios.

Las parroquias también se han convertido en el principal refugio de los cristianos en la zona. Al inicio del conflicto «había unas 1.500 familias católicas y ahora quedan sólo unas 600; muchas se han marchado», ha concretado. En octubre de 2023, un bombardeo causó 18 víctimas mortales en la parroquia ortodoxa, entre las que se encontraba una de las trabajadoras de Cáritas, Viola. También fallecieron su marido y sólo sobrevivió su hija de tres años. «Viola era una persona muy servicial que encarnaba el lema de Cáritas Jerusalén, 'Ponemos el amor en acción'. El resto del equipo quedó traumatizado», ha comentado.

También ha explicado que la ayuda que pidió directamente el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, unos diez millones de dólares, se ha dedicado a necesidades de urgencia, como materiales médicos, paquetes de comida y atención a la infancia. Unas iniciativas complementarias a los proyectos de Cáritas, más centrados en la atención médica y el acompañamiento a las familias. Por su parte, Pablo Reyero, responsable del trabajo de Cáritas Española con Tierra Santa, también presente en el evento, ha confirmado que Cáritas Española ha destinado 300.000 euros a apoyar distintos proyectos de asistencia humanitaria en Gaza, además de que ha aprobado recientemente ayudas para Cáritas Jerusalén por valor de 1,5 millones de euros.

Preguntado sobre el futuro de los palestinos en la Franja, Anton Asfar explicó que tienen intención «de quedarse» y que, aunque no es político ni activista, considera que «el plan de Trump no se puede aplicar en Gaza si se tiene en cuenta la voluntad de los habitantes». Además, los gobiernos de países musulmanes de la zona «no tienen intención de acoger a refugiados palestinos en sus territorios, como sí hicieron en 1948«. »La cuestión palestina ha estado olvidada durante décadas, tal vez la comunidad internacional no ha presionado lo suficiente, pero lo que hacemos como Cáritas es trabajar por la paz y promover la justicia. Intentamos trabajar desde una perspectiva comunitaria. Estamos intentando canalizar el enfado y la frustración de la población«, ha añadido.

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