Zuckerberg se enfrenta a un juicio que podría obligarlo a vender Instagram y WhatsApp

ECONOMÍA

Bruselas ultima una posible sanción contra Apple y Meta
15 abr 2025 . Actualizado a las 21:07 h.Ayer se dio el pistoletazo de salida a uno de los juicios más mediáticos de este año. El que puede redefinir por completo las reglas que rigen hoy en día el ecosistema digital. No solo para los ciudadanos, que podrían ver importantes cambios en las redes sociales que utilizan a diario (como Instagram o WhatsApp); también para los jefes de las grandes tecnológicas, concretamente para Mark Zuckerberg.
El dueño de Meta —empresa surgida de la lucrativa semilla de Facebook— se sentó ayer en el banquillo en un juicio contra la Comisión Federal de Comercio (FTC), que lo acusa de haber construido un monopolio en el sector de las redes sociales tirando de chequera. Argumenta la acusación (que lleva investigando desde el año 2019 y que decidió abrir una demanda en firme un año después) que Zuckerberg compró Instagram en el 2012 y WhatsApp en el 2014 con el objetivo de impedir que ambas pudieran ganar la batalla en el tablero de juego digital e imponerse en usuarios y facturación a su criatura: Facebook. «Comprar o enterrar», es como directamente han bautizado los reguladores al ardid que consideran que hace una década llevó a cabo el empresario estadounidense.
Y no es menor este juicio antimonopolio al que se enfrenta el cofundador de Meta. Porque, en caso de que la demanda prospere, Zuckerberg tendrá que deshacer la inversión realizada diez años atrás. Es decir, se verá obligado a vender WhatsApp e Instagram, dos gigantes tecnológicos que hoy en día no solo son jugosos a nivel económico, sino también como herramienta para timonear la opinión pública.

En los próximos meses, Zuckerberg tendrá que explicar los correos electrónicos que escribió pidiendo comprar Instagram para, directamente, neutralizarla, y aquellos en los que mostraba su preocupación ante un WhatsApp que se podía acabar convirtiendo en un potencial enemigo.
No es la primera vez que Zuckerberg se enfrenta a un juicio como este, porque en el 2020 el magnate ya se tuvo que sentar frente a la FTC para rendir cuentas por sus movimientos. Eso sí, ahora el contexto es mucho más favorable. En primer lugar porque Trump se cargó de un plumazo hace unas semanas a Lina Khan, presidenta de la comisión durante la era Biden y una de las grandes defensoras de la necesidad de acabar con los monopolios. Pero también porque, en este segundo mandato, Zuckerberg ha decidido pegar un volantazo a su discurso político. Atrás quedan los tiempos en los que el dueño de Meta —como tantos otros de la tecnocasta— se erigía como uno de los azotes del republicano. Ahora no solo no lo critican, sino que se han convertido en uno de sus mayores baluartes.
A este lado del Atlántico, tampoco se le ponen fáciles las cosas a los grandes del sector. Ayer mismo, la responsable de Competencia de la UE, Teresa Ribera, aseguró que «no rehuirá» imponer multas a gigantes digitales si no cumplen la Ley de Servicios Digitales europea (que persigue precisamente la concentración de poder de las plataformas). Y fue un paso más allá al añadir que, incluso aunque estas decisiones eleven la tensión en la guerra arancelaria, serán ejecutadas. La lupa ya está puesta sobre Apple y Meta. Europa lleva varios meses investigando si ambas firmas han violado las normativas antimonopolio y, «a corto plazo», emitirán su decisión.